sábado, 29 de enero de 2011

Cada noche es un reto distinto, me paro a pensar las distintas posibilidades que tengo para escapar. Pero no, es demasiado difícil. Me siento como si mi cuerpo no me perteneciese y mi alma me estuviese tomando el pelo constantemente, pero es lo más irrelevante, porque me siento bien.

Me gusta sentirme viva cada vez que la vida me quiere salir por la boca, que la adrenalina me impulsa a la euforia y esta a descargarla toda de golpe. Como en un instante, breve como solo los detalles lo saben ser por mucho que se recuerden y la piel te erice el vello tanto que te sacuda el cuerpo desde el cuello hasta los tobillos.
Parecido a pegar la lengua a un hielo y que todo el agua se derrita empapándote la mano. O ir descalza por la calle, ¿quién no lo ha hecho alguna vez? y encontrarte con las zapatillas en la mano y tu cara con los ojos negros por el maquillaje y rojos cruzados de sueño; una sonrisa de "yo puedo aguantar el tiempo que me pidas" aunque él siga tal y como esa misma mañana había salido de su casa.
El tiempo entre libros que pierdes un domingo por la tarde.. , o sentir el calor cuando llegas a tu casa con el cuerpo helado de frío; como salir de la ducha y que de repente en el ipod salte closer to de edge o kings and queens, incluso mejor: 100 suns. Y morirte de gusto..
Arrancarle las ganas al despertador o contar hasta diez, para hacerlo interminable, para quitarte la colcha y salir corriendo de la cama a la ducha mientras te quitas la ropa, por la culpa de la friolera. No querer coger el teléfono quizá, aunque sepas que tu hermano pequeño te lo va a acabar trayendo a los contados segundos
Da igual si el resto es incomprensible que tiempo tienes para asimilar las cosas, y disfrutarlas bien...

jueves, 20 de enero de 2011

hago recuento de todo lo que tengo y no tengo nada

Tal y como se había predicho, lejos de aquí, cortando el viento y unos pocos labios, pómulos y cejas de camino: todo llega y se pierde, definitivamente entre las sombras.
Inalcanzable cerca del suelo pero más del subsuelo tuyo, propio, interior, voy volviendo a la vida. Procurando sobrevivir, subir hacia arriba, flotar, despegar y sobrevolar; a eso me dispongo. Me da por preguntarme qué hago aquí, que estoy más perdida que nunca. Por todo y por nada, no voy a pedir perdón, cruda realidad.
Quizá sea yo, la pérdida de paciencia, el no querer ver las cosas como son, correr para escapar de todo, que soy torpe y bajita, que hablo mal y odio las faltas de ortografía, que soy intolerante a la lactosa, o que quizá el color rosa me da miedo, que el verde es el día de los jueves y el naranja de los martes, el orgullo, el miedo, el quiero y no puedo, las deudas impagables, los marca páginas, las noches de playa y la literatura.
Quizá sea que odio tomar la iniciativa pero perder el tiempo me hace coger las riendas siempre, no poder evitar comerme las uñas y sin embargo impedir que otros se las coman, que me guste el sonido del piano depende de las manos, los abrazos de mi amigo de la infancia, y los pelitos rizados de los niños pequeños, que no me guste la mousse de chocolate y que sin embargo mate por un helado, mi bipolaridad, radicalismo y distinción, que nada me guste sino es con una sonrisa, la positividad, mi neutralidad y mi risa extraña, mi pasión por la Antigua Grecia y mi negación por las creencias futuras, que comer me siga pareciendo un placer, los vídeos con mis hermanos jugando en la piscina con dos años, entre amigas cantando encima de la barra con unas copas de más, con la fiesta subida en la cabeza en una azotea en verano, con confianza y ganas, las antiguas amistades, las nuevas, las de siempre.

Sí, no. Quizá sea únicamente yo, paranoica de por vida, loca por reanimar mis virtudes queriendo mis defectos, que no son pocos. Destrezas que son algo nulas, y pasatiempos que son los suficientes. Únicamente soy yo, que invento y reinvento buscando salidas al tiempo malgastado y por volver a utilizar, únicamente nuestro, alimentándonos del aire no se vive siempre, pero se sueña como nunca. Adiós, adiós, adiós.. , esta noche no salgo a comerme el mundo.

domingo, 2 de enero de 2011

Brindemos por la fantasía.

No quiero empezar, pero no queda otra, es un torrente de.. , de algo que no sé muy bien lo que es. Vivir se basa en la confianza, sino existe en tus planes no llegas a ninguna parte y va empeorando tu nivel de aguante, tanto que llegue un día que solo queden dos opciones, o terminar con tu vida, o entregársela a alguien para que cuide de ella: suicidio o esquizofrenia.

Está bien, más ligero de peso, no de ropa, hablo de querer lo que por pecar, no sirve. Empecemos por el principio; qué bonita es la amistad. Sí, es genial, tengo muchas amigas, pero luego están las otras 'ellas', se pueden contar con los dedos de la mano o ni siquiera molestarse en hacerlo porque se sabe que las tienes en el bolsillo interior de la chaqueta, junto al corazón, queriéndolo o sin quererlo y aparecer cuando te ríes y te piden que las dejes entrar en tus recuerdos cuando quieres y no puedes más.
Pasa igual con los amigos, se oye: "los chicos no pueden tener amigas". Y te das cuenta de que por mucho que reniegues de ello, en el fondo es cierto, siempre están las excepciones, fuertes, confirmando la regla. Poco tengo que decir.. , nunca se conocerá la fantasía en una buena amistad de variación de sexo, al menos yo lo creo así. Casi del todo cierto, un margen de duda ante la imposibilidad de una acción propensa al fracaso.

Pero los hilos que atan todo ese cariño se rompen y joder qué putada.. . Una sublevación se desata entre aquel y aquella a quien considerabas parte delicada e intacta de ti, de aquello que habían formado tus historias, todo aquel largo tiempo malgastado, noches desatadas de verano y ligeras pulsaciones por la tarde.
Todo varía, a su gusto y forma, las sonrisas se quedan suspendidas entre el silencio y la melancolía, los gestos de importancia desaparecen evaporándose entre el gentío, un cruce en las escaleras en que ni siquiera te mira a los ojos, aunque no haya nadie más. Un comentario fuera de órbita donde todo queda y poco dura. El control de la situación se esfuma y reaparece donde no lo vas a encontrar, dan igual cuatro casas, dan igual treinta recuerdos, dan igual setenta risas, da igual lo que fue de nosotros en el espacio y el tiempo, porque es más que relativo.
Vamos a enterrarlo, dejar que las cosas cambien, que todo se desmorone, un edificio en llamas es lo que ha sido de tantos años perdiendo las ganas de seguir con credenciales absurdos.
No importa, si hay veracidad tú eres quien gana, las tonterías déjalas pasar, se solucionarán solas, me la suda quedarme a la mitad.