Siempre estuvo con la cosa de ser especial, siempre me recordó que nunca fui como el resto, que desde que ya saltaba a la comba en los patios del recreo y me reía con mi mejor amiga escondidas tras la caseta mugrienta del patio resultaba una niña peculiar. Todavía hoy sigo preguntándole cada vez que puedo qué significaban aquellas palabras, en qué soy para el resto, en qué me reduzco para su mundo interno. Y me ha enseñado muchas cosas, gracias por eso también, además de descubrirme a mí misma que nunca voy a ser libre del todo por mi culpa, por mis propios sentimientos. Y ahí lo dejo, porque me vuelvo a abandonar, esta vez no a su suerte porque resurgí de mis cenizas, tengo mucho que perder, pero no lo perderé por lo que fuimos.
Llevo mucho tiempo fuera de mí, perdido y como si no tuviera alma, haciendo el perro por los bares, perdiendo el hilo, pidiendo a gritos un poco de calma. Nada me sale o me sale mal, todo lo que hago no sirve para nada, pongo empeño y quiero hacerlo bien, pero al final todo se caga. Nada es suficiente y no se por qué me falta algo, y no se qué. Tengo de todo, dentro de un orden, pero en el fondo nada que importe y nena, nena, nena, nena, no es por ti, es lo de siempre, no es nada nuevo.
jueves, 19 de mayo de 2011
"Y una voz me dice: cuida lo que haces tienes mucho que perder."
Ha vuelto a nacer, bueno, en realidad no del todo; sin embargo, ha vuelto a reaparecer entre mis tinieblas personales, ha vuelto ha hacerse un hueco en mi mente, por muy pequeño que sea y ha rascado tanto en las esquinitas de mi cuerpo que a fuerza de insistir está abriendo surcos despacio entre los recuerdos que no quiero revivir, al menos no volverlos a sufrir, por muy placenteros que fueron en su momento.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)