¿Contando ovejitas, otra vez? Sí, porque te ríes.

Que tan poco me demuestro y que estoy en el barranco del vacío, no pasa nada, fuera no pasa nada la tranquilidad abruma. Y ¿por qué dentro de mí no es así?, ¿por qué ya no te siento conmigo?, ¿por qué ya no me repites: "para lo bueno y lo malo pequeñina curiosa", seguido de un beso en la frente? ¡A la mierda los porqués!



Ojalá que a veinte de verme, de nuevo tu sonrisa vuelva a lucirse, como un gran premio que no ocultas, con los brazos queriendo abarcar el mundo entero, queriendo abarcar toda mi alegría... , vuélveme a ver como antes, con ojos de un loco de mí.

Te echo de menos, friqui de mi risa. Otra fiesta, un baile de más, gracias por ser la mejor pareja del mundo, sin la necesidad de besarse al final, como en las típicas americanadas para jóvenes. No teniendo más necesidad que la de decir, ¿vamos a cenar, y luego te acerco a casa?, para rememorar lo sucedido durante la noche, entre bocado y carcajada, amante de tus oyuelos y tu risa de crío feliz, ese era mi propósito al acabar la semana, un recuerdo más que encarpetar con un pie de foto como: ¡Yonki, eres lo más mofante que he visto jamás, te quiero, idiotaaaaaa!"

Ahora los papeles anuncian que la ilusión del viernes se ha fugado por la puerta del perro.



It was a good night.. , te gusta porque me gustan; las noches que hay tormenta, que la luna tiene un aro rojo alrededor, en las que no hay nubes, que no encuentras a nadie por las aceras, y las televisiones iluminando las pequeñas habitaciones del centro del pueblo; tarde, llegar muy tarde a donde no quieres ir, sin premeditar nada, porque son los mejores planes.
Como el azúcar y el zumo, las galletas y el nesquik, como las películas bélicas y los dibujos animados... .